Hoy parece que sí, todo es estrés, todo el mundo tiene estrés, y diagnosticando todo como estrés nos quedamos contentos y satisfechos. ¿En base a qué se produce? ¿enmascara o informa? El estrés no es nada, pero lo es todo. El estrés informa de una desorganización del yo, y por lo tanto de malestar, el malestar que no queremos pero que es pura información. INFORMACIÓN. ¿De qué? De lo que no manejamos y precisamos manejar: recursos internos, externos y manejo. Disponibilidad y utilización. Calmar y reforzar el yo es imprescindible y luego? Vuelta al trabajo? Muy bien, a la misma dificultad sin ningún aprendizaje, promete grandes resultados. ¿Qué nos origina el estrés? Punto clave vital. Conocimiento de calado, prefieren que no lo sepamos. El autoconocimiento no son frases bonitas que no nos llevan a ningún lado, sino conocimiento profundo y trabajo serio. Engañar da dinero, pero no es ético, allá cada cuál. Leo hoy el aumento de consumo de ansiolíticos en población joven, adolescente. Que si es necesario, se toma medicación, con receta médica, claro. Pero, ¿nos parece adecuado que los adolescentes tengan que consumir ansiolíticos y crezca tal necesidad? Las farmacéuticas y sus lobbies contentas, pero hay otros modelos y caminos. Quizá no generen tantos beneficios económicos, sólo desarrollo, aprendizaje, humanidad, poco cosa, no?
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El estrés puede debilitar nuestra salud y nuestras capacidades y, al mismo tiempo, puede mejorar nuestras capacidades y desarrollo. Las paradojas no nos gustan mucho, son complicadas y requieren siempre alto conocimiento y el "depende" que tanto utilizamos los psicólogos y tan poco le gusta a la gente enfocada en resultados rápidos y acciones estandarizadas. Rápido, rápido, rápido. Pero el conocimiento ni es, ni debe ser rápido y simple. El estrés nos agota, nos desorganiza, nos genera malestar y no lo queremos, pero va en aumento, quizá debemos frenar y analizarlo en toda su complejidad. ¿Y si estamos desperdiciando una información clave? Somos muy proclives a hacerlo, si molesta, hay que deshacernos de ello. Sin analizar, todo emocionalmente y de forma automática. Simplificando la vida tampoco avanzamos mucho. El estrés nos desorganiza y ahí nos deja, a nuestra decisión y también a nuestras posibilidades. ¿Solos? No es el camino. Las posibilidades que nos ayudan a utilizar el estrés para avanzar deben proporcionarse, no exigirse, a las personas. Podemos enfermar y agotarnos hasta frenar, ya por pura necesidad. Podemos utilizar toda la información del estrés y descubrir nuestras nuevas necesidades de cambio, aprendizaje, modificación, madurez, consciencia.....una nueva etapa. El estrés posibilita el cambio, pero no lo hace solo, simplemente nos abre a tal cambio e ilumina nuestras nuevas necesidades. Y sufrimos por todo, por cambiar porque nos cuesta, por no cambiar porque nos duele. Lo mejor es no sufrir, pero ya de hacerlo, que nos lleve a una mejor o nueva situación. Aprender a cambiar es un proceso, no nace solo, es una competencia de alto nivel y complejidad, pero resulta que debemos hacerlo solos, estamos exigiendo barbaridades, y no es el camino. Si no enseñamos a cambiar, no exijamos a las personas que sepan cambiar. Sin escuela poco se puede hacer, con escuela, se modifica el futuro. Cuando escuchamos la palabra "poder" pensamos en grandes cosas, mucho dinero, mucha importancia, mucha capacidad para elegir la vida y las circunstancias de otros. Simplemente podemos ver aquello que nos enseñan, sólo vemos un tipo de "poder". Si no profundizamos, no aprendemos nada que no nos hayan enseñado, programados. Existen otras formas, pero no conseguimos imaginarlas. Lo que no podemos ver. Poder, de otro tipo, es también mejorar las posibilidades de las personas, especialmente en un mundo cambiante y atronador en el que vivimos. La inteligencia es la capacidad de entender la realidad y poder manejarse en ella, poder resolver dificultades, pero para eso la inteligencia potencial precisa recursos, capacidades, contexto y seguridad del yo. Todo va integrado. Si tenemos que caminar a través de un continuo estrés de supervivencia, no queda más energía disponible. Para poder cambiar, transformarnos, avanzar, evolucionar necesitamos un yo seguro, no un yo estresado y desorganizado, una mente calmada y capaz de generar nuevas formas. Asistí a un interesante simposio no hace mucho, con grandes mentes orientadas a mejorar la vida de las personas (la finalidad de tu "trabajo" lo define todo) y reflexionaban sobre las capacidades mentales que necesitamos las personas en un momento de desarrollo de la IA generativa. ¿Vamos a incrementar el poder de las personas o solo el de la IA? ¿Queremos personas inteligentes, creadoras, innovadoras o adaptadas a lo que marque la IA? Tener poder, del de decidir por los demás, acarrea una gran responsabilidad, debería, sería lo correspondiente, pero, a veces, el poder emborracha y olvidamos la toma de tierra, la amplia y diferente realidad de todas las personas. Vienen nuevas estructura de poder, del poder divino, al poder estatal, al poder.....hacia abajo, hacia tierra, hacia personas. O no. Secuenciar los procesos es esencial, pero, ¿qué tal relacionarlos? Más allá de compartimentos estancos necesitamos pensamiento sistémico.
En los cursos sobre manejo del estrés que imparto dedicamos tiempo al enfoque a problema, la parte más árida, más cognitiva, la parte que ofrece verdaderos resultados en el manejo de la realidad. Secuenciar es una capacidad de alto nivel ¿y relacionar? ¿ Somos capaces de doblar las capacidades de cada parte del proceso? ¿Qué sucede con los diagnósticos de estrés en organizaciones? ¿Se quedan simplemente en diagnósticos? ¿Qué ofrecemos a las personas que nos proporcionan tanta información? Nada. Cuando alguien me llama para hacerme una encuesta le pregunto qué me ofrece. Se hace el silencio, y me dice que nada, asombrado de que lo pregunte. Se llama reciprocidad. Podemos realizar diagnósticos de estrés vacíos o reparativos, reciprocidad, ofrecer algo cuando solicitamos algo. Cuando realizo un taller sobre manejo del estrés realizo también un diagnóstico, enseñar y diagnosticar no es difícil si trabajas "con" las personas. Si preguntas, si facilitas, si ofreces recursos al mismo tiempo que escuchas situaciones. Un diagnóstico de estrés en una organización ¿qué le ofrece a la persona que responde? Nada. Podemos realizar procesos reparativos de aprendizaje mientras realizamos un diagnóstico, y esto si es un verdadero win-win. Procesos de diagnóstico que enseñan, procesos que enseñan diagnosticando. Te pregunto y te ofrezco. Se llama gestión eficaz de procesos para todos y todas. La cadena de producción se debe transformar en procesos de mayor complejidad. Estamos en tiempos de cambios rápidos, y hay que cambiar y aprender nuevos recursos, nuevas formas de manejar la realidad, todos de acuerdo. Sin embargo, también son tiempos de mantener, de cuidar el yo, de confirmarlo y reasegurarlo, para que no se rompa.
Porque el yo, enfocado al cambio continuo, en un entorno de permanente cambio, puede romperse fácilmente. Hay un nivel de estrés máximo que podemos manejar, luego la rotura amenaza. Necesitamos certezas para afrontar las dificultades, no vaciemos el yo de contenido pues es un riesgo de altas consecuencias. En tiempos de inseguridades, de contenidos fluctuantes, el yo debe cuidarse para poder cambiar, sin un yo cuidado y con cierta seguridad, poco cambio haremos y mucho caos crearemos. No cambiamos el yo, bastantes crisis afrontamos ya, modificamos aspectos del yo que puedan ser modificados y eso requiere buen análisis y conocimiento profundo de la psicología y de la mente. Si queremos promover nuevos aprendizajes, nuevas capacidades, no podemos herir el yo y fragmentarlo, porque no es el camino. Tenemos que mirar la naturaleza que somos y comprenderla para trabajar con ella, no contra ella que no conseguimos resultados y herimos profundamente. Nuestra naturaleza está ahí para ser observada y facilitar su evolución, ir contra nuestra naturaleza y funcionamiento no es inteligente, pero nos lo han enseñado así. Somos animales humanos, nos negamos y no evolucionamos. Si hablamos de "Psicología positiva", de alguna manera ¿estamos llamando "negativa" a algún otro tipo de psicología? Por proceso mental polarizado... Recordemos que la dimensión mental que más habitualmente manejamos es aquella que está anclada en la polarización (bueno-malo/positivo-negativo) y contrapone aspectos sin profundizar o mejor dicho sin elevar la mirada a una dimensión superior. Cuando no te coloca en situación paradójica, como una pregunta que se hacían en una conferencia "¿qué prefieres ser feliz o inteligente?" Yo prefiero analizar la pregunta. La psicología no puede ser ni positiva ni negativa, es psicología, es decir, intenta mejorar los recursos, capacidades, habilidades etc. de las personas, grupos u organizaciones para incrementar su bienestar y capacidad activa. El positivismo generalizado que se intenta vender tiene su peligro, es una forma de procesar la información que reduce la entrada de datos al cerebro "todo irá bien, no te preocupes" de tal forma que no tenemos capacidad para ver las dificultades y prepararnos para ellas. Reducimos la inteligencia encargada de resolver situaciones. Sin datos, resolvemos según va. El positivismo generalizado es algo global, emocional. Entorpece el procesamiento analítico, el mirar los diferentes aspectos, comprenderlos, conocerlos para generar posibilidades. Y nos hace, por otra parte, mucho más manejables e indefensos, lo único que nos queda es ser positivos, pase lo que pase, un mandato dictatorial. Necesitamos el bienestar para el equilibrio de nuestro organismo, pero no el positivismo desenfrenado, el "carpe diem" continuo, porque nos deja sin recursos y herramientas, sin entrenamiento cognitivo y ejecutivo, meros entes flotantes pasivos. La Psicología debe trabajar el bienestar, las fortalezas y seguridades de una persona, y facilitar la construcción de nuevos recursos y capacidades, el objetivo no es convertir a las personas en entes sonrientes y volátiles (incrementando su culpabilidad por no serlo) sino en trabajar por su desarrollo y equilibrio, por su bienestar y por el desarrollo que cada persona decida hacer con su propia vida. El pensamiento polarizado es de muy bajo nivel como dimensión, sólo es un instrumento. Maturana y Varela definen la inteligencia como la facultad de absorber contradicciones generando dominios consensuados. Mirar desde arriba. Una pila, una batería, tiene los dos tipos de energía, la positiva y la negativa porque de otra manera no funciona, subamos ya la dimensión. ¿A qué viene hablar de psicología positiva? Y la otra, ¿Cuál es? ¿Extraño título? No tanto si nos paramos a pensar, insisto, pensar.
El estrés es molesto, especialmente el estrés mantenido en el tiempo. Se mantiene el estrés y la situación que no sabemos manejar, no contamos con recursos para hacerlo como consideramos. No sabemos, no tenemos recursos. El estrés es nuestro propio diagnóstico de formación, y el de las organizaciones también, el del mundo humano en general. Donde se genera estrés, y zona de presión, hay necesidad de cambio, de aprendizaje. Pero el ser humano se niega a cambiar, guiado por su cerebro inconsciente quiere seguir haciendo lo mismo que siempre ha hecho, tiene tremendos resultados, pero da mucha seguridad. Los humanos, así somos. No es confort, es seguridad, porque cambiar nos da miedo, y no nos han enseñado a hacerlo.... cambiar... qué peligro!!! Somos curiosos cuando poco. Resulta que tenemos tiempo para rumiar, conflictuar, sentirnos mal, sobrellevar el sufrimiento del estrés, pero no encontramos 5 minutos diarios para respirar conscientemente. ¿De verdad? Qué humanos somos. Si tenemos estrés sufrimos y nos estancamos. Si cambiamos sufrimos y avanzamos. Escoge tu sufrimiento, eres libre. Pero piénsalo antes. Frena y piensa. Comenzar a manejar el estrés es para valientes. El valor del estrés, como informador. El valor de la persona, para utilizarlo y crecer. El estrés, al comienzo, es una solicitud de conocimiento, recursos, capacidades. ¿Para qué? Para poder resolver. La inteligencia quiere crecer. La inteligencia solicita más alimento, tiene hambre.
Hoy, día 10 de octubre se celebra el día de la Salud Mental. Y yo me pregunto por qué calificamos como "trastorno" algo que, en su comienzo, no lo es. Lo dejamos avanzar y nos vamos deteriorando. Al final, descansamos ¿Es suficiente? Nuestro organismo requiere el bienestar para sobrevivir adecuadamente. Nuestra naturaleza es inteligente y quiere vivir. Pero somos también algo más, somos seres psicológicos que precisamos aprender. Tenemos, en el estrés, al cerebro y a la mente conflictuando. El principio de conservación y el principio de cambio, sin entender cómo relacionarse, y la confrontación "horror de los horrores", nos destruye. Confrontamos porque no sabemos resolver. La inteligencia pide alimento, nutrición. El estrés es una desorganización que reclama una nueva organización, para ello precisa: conocimiento, recursos, capacidades. Nutrición mental que posibilite una nueva organización del yo (persona, grupo, organización). Pero con método, con proceso y con adaptación a las necesidades de aprendizaje de quien experimenta el malestar. Como Lazarus nos informa, se trata de una valoración entre situación y recursos, y no nos estresan las mismas situaciones, depende de nuestros aprendizajes y capacidades de resolución. Dos son las claves fundamentales: incrementar la consciencia y des-estandarizar el tratamiento del estrés. Entender nuestra naturaleza nos permite, con consciencia, acompañarla en lugar de confrontarla. El estrés puede ser "capital humano" si lo tratamos como tal. Banalizar la vida humana.
¿Por qué me ha dado por este tema? No lo sabría explicar claramente, pero así lo siento. Percibo una ola de banalización importante en los asuntos humanos. En todos los aspectos, "como tiene que ser", para conseguir rebajar niveles de conciencia, de conocimiento. Todo acaba siendo banal, sin importancia, da lo mismo. En política, en educación, en el sexo, en el cuidado de otros..... Nada es importante, tú no eres importante, déjate banalizar, serás más feliz, sin conciencia, sin preguntas, sin ser. Así ni siquiera sufrirás, aparentemente. Todo es un jiji, y un jaja, todo es guay y superpositivo. Así te vacías de significado y todo es ya posible, sobre ti, sin que te quejes. La formación tiene que ser muy "divertida", o no. Tendrá que ser interesante, porque el sector del ocio es otro y no es el educativo. Divirtámonos y estemos positivos, ya si aprendemos recursos o nos encontramos indefensos y estresados, pues un poco de mindfulness (del barato, que del bueno también hay). Los sentimientos también hay que banalizarlos, que los auténticos tienen demasiada fuerza, y la debilidad es más manejable. Freud no dijo que todo fuese sexualidad, dijo que todo era energía. Usarla por meros impulsos biológicos o por decisiones conscientes, eso ya, es un asunto nada banal. La educación no es banal, implica preparar personas para que cuenten con conocimiento y recursos para manejarse en la vida, para poder tomar decisiones en libertad, no para ser obedientes a un sistema. Banalización es convertir a una persona en algo inferior a lo que podría llegar a ser, y eso, es tremenda responsabilidad. Banalizar la vida humana es un gran peligro. Parece más alegre en el presente, pero es más oscura en el futuro. Dominar. Viejas escuelas que permanecen.
Veo algunos anuncios de cursos, talleres, charlas etc... que se titulan cosas como "Domina tu mente" "Domínate a ti mismo" "Domina tu cerebro" "Controla tu vida" cosas así que tanto nos gustan cuando funcionamos en niveles básicos. Dominar y conocer no son verbos que se conjuguen juntos. Dominar implica reducir a un otro sujeto, o al objeto de conocimiento. Reducirlo a niveles de posible dominio. Es cobarde, es pobre y es aburrido. Un viejo patrón repetido. Una copia continua sin capacidad creadora. Moldes cerrados. Conocer pertenece a otro modelo relacional. Porque todo es relación. Conocer es acercarse, observar, respetar y aprender sin necesidad de reducir, ni a un otro, ni a un objeto complejo de conocimiento. Dominar es perder, porque reduce a un otro, reduce el potencial conocimiento y reduce la relación con el otro sujeto, o con el objeto de conocimiento. Ni se domina la mente, ni el cerebro, ni el hígado. Dominar es matar. Es aburrido por repetitivo. Nos mantiene en modo supervivencia. Conocer es amar. Crea continuamente. Posibilita avanzar. Contamos, todos y todas, con las dos posibilidades. Y elegimos cómo utilizarlas. |
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Ana VarelaPsicóloga. Especializada en la gestión activa del estrés. ¿Qué es el estrés? Un término que hoy se utiliza de forma generalizada pero que, muchas veces, no lo comprendemos o no sabemos cómo se inicia. Lo habitual es hablar de poco tiempo, muchas tareas, pero ¿Es eso el estrés? No. Hay quien con muchas tareas es tremendamente feliz. Las situaciones nos resultan estresantes cuando no conseguimos resolverlas, porque percibimos no contamos con recursos para ello. El tiempo es un recurso, planificarlo una capacidad aprendida. El dinero también lo es, y saber conseguirlo resulta fundamental. También el conocimiento, la información, la capacidad para calmarnos, saber analizar y "trocear" los problemas para no ahogarnos, generar opciones, saber comunicar adecuadamente, construir una red social de apoyo.... todo son recursos. Y los recursos tienen su historia de aprendizaje. Tenemos recursos y carencias. Aprendizaje a lo largo de toda la vida. Cada persona necesita trabajar aquellos que no ha podido aprender o entrenar. ¿Qué recurso necesitamos? ¿Qué debemos aprender para resolver? Las situaciones estresantes se caracterizan por resultar impredecibles, y fundamentalmente por hacernos sentir que no tenemos control, que perdemos la posibilidad de manejarlas. Nos percibimos incapaces. Pero no lo somos, simplemente nos faltan aprendizajes, de diferentes tipos. En una sociedad de cambios y continuas adaptaciones, el estrés se presenta como un proceso bastante "normalizado" El estrés, al comienzo, nos avisa de la necesidad de cambiar, aprender, para las nuevas situaciones que se nos presentan. Frenemos las inercias antes de que el estrés mantenido, durante tiempo, nos obligue a frenar. ¿Y si lo “utilizamos” inteligentemente para cambiar? |