El proceso de una conversación ¿Hacía donde se dirige?
¿La conversación aporta, cierra, muere o revive? ¿Cómo deja tu mente? Llevo muchos años coordinando grupos de aprendizaje activos. Una de las claves fundamentales que he aprendido y desarrollado, es observar el discurrir de las conversaciones. Hablamos de trabajo. He visto cómo la mente quiere escapar del esfuerzo, se distrae, busca elementos lúdicos, cotilleos, risas....Escapa. Necesita parámetros de tema, espacio y tiempo. Qué queremos de ella y ofrecerle un marco, y un objetivo a lograr. En tiempo definido. Una conversación comienza, se desarrolla, se transmuta varias veces y se cierra. ¿Cómo queda tu mente tras una conversación? Mi trabajo, enseñar, es más bien mostrar conocimiento para ver cómo se procesa y, sobre todo, orientar y reorientar conversaciones de aprendizaje. Una capacidad difícil de explicar, pero real. Dirigir conversaciones con un objetivo es dirigir la energía mental hacia la efectividad, temporal. He practicado la meditación con buenos maestros ¿Para tener calma? Si, un poco, pero lo interesante es la metodología para la mente que la meditación presenta: orden, secuencias y manejo. Método. la calma es sólo una necesidad, el trabajo es posterior. La mente precisa de dos aspectos para ser potentemente eficaz: - Comprenderla y calmarla EL ESTRES, ALIADO DEL CAMBIO | ANA VARELA | Casa del Libro - Organizarla y ordenarla en su proceso. De forma temporal. ORGANIZACIONES INTELIGENTES; COMO DESCUBRIR Y DESARROLLAR EL TALENTO EN LA EMPRESA | ANA VARELA | Casa del Libro De forma temporal, insisto, la mente necesita información sobre lo que le pedimos, estructura y recursos, así como espacios de recuperación del esfuerzo. A la mente no se la castiga, a la mente se la reorienta con calma y paciencia. Tampoco se la deja divagar eternamente sin objetivo, plan, decisión o acción, la mente se estropea. Una conversación es un recurso de élite para generar conocimiento, pero requiere un marco, una estructura, un acuerdo de funcionamiento y una dirección. Y en ello estamos, preparando nuevos programas de conversaciones, con marco, con dirección, para quien quiera trabajar, y quien no quiera y prefiera chismorrear, libre es. El grupo y la conversación. Los recursos más potentes, con método. Si la tecnología avanza, ¿Porqué no avanzamos nosotros?
0 Comentarios
Tu comentario se publicará después de su aprobación.
Deja una respuesta. |
Details
Ana VarelaPsicóloga. Especializada en la gestión activa del estrés. ¿Qué es el estrés? Un término que hoy se utiliza de forma generalizada pero que, muchas veces, no lo comprendemos o no sabemos cómo se inicia. Lo habitual es hablar de poco tiempo, muchas tareas, pero ¿Es eso el estrés? No. Hay quien con muchas tareas es tremendamente feliz. Las situaciones nos resultan estresantes cuando no conseguimos resolverlas, porque percibimos no contamos con recursos para ello. El tiempo es un recurso, planificarlo una capacidad aprendida. El dinero también lo es, y saber conseguirlo resulta fundamental. También el conocimiento, la información, la capacidad para calmarnos, saber analizar y "trocear" los problemas para no ahogarnos, generar opciones, saber comunicar adecuadamente, construir una red social de apoyo.... todo son recursos. Y los recursos tienen su historia de aprendizaje. Tenemos recursos y carencias. Aprendizaje a lo largo de toda la vida. Cada persona necesita trabajar aquellos que no ha podido aprender o entrenar. ¿Qué recurso necesitamos? ¿Qué debemos aprender para resolver? Las situaciones estresantes se caracterizan por resultar impredecibles, y fundamentalmente por hacernos sentir que no tenemos control, que perdemos la posibilidad de manejarlas. Nos percibimos incapaces. Pero no lo somos, simplemente nos faltan aprendizajes, de diferentes tipos. En una sociedad de cambios y continuas adaptaciones, el estrés se presenta como un proceso bastante "normalizado" El estrés, al comienzo, nos avisa de la necesidad de cambiar, aprender, para las nuevas situaciones que se nos presentan. Frenemos las inercias antes de que el estrés mantenido, durante tiempo, nos obligue a frenar. ¿Y si lo “utilizamos” inteligentemente para cambiar? |