Estamos en tiempos de cambios rápidos, y hay que cambiar y aprender nuevos recursos, nuevas formas de manejar la realidad, todos de acuerdo. Sin embargo, también son tiempos de mantener, de cuidar el yo, de confirmarlo y reasegurarlo, para que no se rompa.
Porque el yo, enfocado al cambio continuo, en un entorno de permanente cambio, puede romperse fácilmente. Hay un nivel de estrés máximo que podemos manejar, luego la rotura amenaza. Necesitamos certezas para afrontar las dificultades, no vaciemos el yo de contenido pues es un riesgo de altas consecuencias. En tiempos de inseguridades, de contenidos fluctuantes, el yo debe cuidarse para poder cambiar, sin un yo cuidado y con cierta seguridad, poco cambio haremos y mucho caos crearemos. No cambiamos el yo, bastantes crisis afrontamos ya, modificamos aspectos del yo que puedan ser modificados y eso requiere buen análisis y conocimiento profundo de la psicología y de la mente. Si queremos promover nuevos aprendizajes, nuevas capacidades, no podemos herir el yo y fragmentarlo, porque no es el camino. Tenemos que mirar la naturaleza que somos y comprenderla para trabajar con ella, no contra ella que no conseguimos resultados y herimos profundamente. Nuestra naturaleza está ahí para ser observada y facilitar su evolución, ir contra nuestra naturaleza y funcionamiento no es inteligente, pero nos lo han enseñado así. Somos animales humanos, nos negamos y no evolucionamos.
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Ana VarelaPsicóloga. Especializada en la gestión activa del estrés. ¿Qué es el estrés? Un término que hoy se utiliza de forma generalizada pero que, muchas veces, no lo comprendemos o no sabemos cómo se inicia. Lo habitual es hablar de poco tiempo, muchas tareas, pero ¿Es eso el estrés? No. Hay quien con muchas tareas es tremendamente feliz. Las situaciones nos resultan estresantes cuando no conseguimos resolverlas, porque percibimos no contamos con recursos para ello. El tiempo es un recurso, planificarlo una capacidad aprendida. El dinero también lo es, y saber conseguirlo resulta fundamental. También el conocimiento, la información, la capacidad para calmarnos, saber analizar y "trocear" los problemas para no ahogarnos, generar opciones, saber comunicar adecuadamente, construir una red social de apoyo.... todo son recursos. Y los recursos tienen su historia de aprendizaje. Tenemos recursos y carencias. Aprendizaje a lo largo de toda la vida. Cada persona necesita trabajar aquellos que no ha podido aprender o entrenar. ¿Qué recurso necesitamos? ¿Qué debemos aprender para resolver? Las situaciones estresantes se caracterizan por resultar impredecibles, y fundamentalmente por hacernos sentir que no tenemos control, que perdemos la posibilidad de manejarlas. Nos percibimos incapaces. Pero no lo somos, simplemente nos faltan aprendizajes, de diferentes tipos. En una sociedad de cambios y continuas adaptaciones, el estrés se presenta como un proceso bastante "normalizado" El estrés, al comienzo, nos avisa de la necesidad de cambiar, aprender, para las nuevas situaciones que se nos presentan. Frenemos las inercias antes de que el estrés mantenido, durante tiempo, nos obligue a frenar. ¿Y si lo “utilizamos” inteligentemente para cambiar? |