Cuando escuchamos la palabra "poder" pensamos en grandes cosas, mucho dinero, mucha importancia, mucha capacidad para elegir la vida y las circunstancias de otros. Simplemente podemos ver aquello que nos enseñan, sólo vemos un tipo de "poder". Si no profundizamos, no aprendemos nada que no nos hayan enseñado, programados. Existen otras formas, pero no conseguimos imaginarlas. Lo que no podemos ver. Poder, de otro tipo, es también mejorar las posibilidades de las personas, especialmente en un mundo cambiante y atronador en el que vivimos. La inteligencia es la capacidad de entender la realidad y poder manejarse en ella, poder resolver dificultades, pero para eso la inteligencia potencial precisa recursos, capacidades, contexto y seguridad del yo. Todo va integrado. Si tenemos que caminar a través de un continuo estrés de supervivencia, no queda más energía disponible. Para poder cambiar, transformarnos, avanzar, evolucionar necesitamos un yo seguro, no un yo estresado y desorganizado, una mente calmada y capaz de generar nuevas formas. Asistí a un interesante simposio no hace mucho, con grandes mentes orientadas a mejorar la vida de las personas (la finalidad de tu "trabajo" lo define todo) y reflexionaban sobre las capacidades mentales que necesitamos las personas en un momento de desarrollo de la IA generativa. ¿Vamos a incrementar el poder de las personas o solo el de la IA? ¿Queremos personas inteligentes, creadoras, innovadoras o adaptadas a lo que marque la IA? Tener poder, del de decidir por los demás, acarrea una gran responsabilidad, debería, sería lo correspondiente, pero, a veces, el poder emborracha y olvidamos la toma de tierra, la amplia y diferente realidad de todas las personas. Vienen nuevas estructura de poder, del poder divino, al poder estatal, al poder.....hacia abajo, hacia tierra, hacia personas. O no.
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Ana VarelaPsicóloga. Especializada en la gestión activa del estrés. ¿Qué es el estrés? Un término que hoy se utiliza de forma generalizada pero que, muchas veces, no lo comprendemos o no sabemos cómo se inicia. Lo habitual es hablar de poco tiempo, muchas tareas, pero ¿Es eso el estrés? No. Hay quien con muchas tareas es tremendamente feliz. Las situaciones nos resultan estresantes cuando no conseguimos resolverlas, porque percibimos no contamos con recursos para ello. El tiempo es un recurso, planificarlo una capacidad aprendida. El dinero también lo es, y saber conseguirlo resulta fundamental. También el conocimiento, la información, la capacidad para calmarnos, saber analizar y "trocear" los problemas para no ahogarnos, generar opciones, saber comunicar adecuadamente, construir una red social de apoyo.... todo son recursos. Y los recursos tienen su historia de aprendizaje. Tenemos recursos y carencias. Aprendizaje a lo largo de toda la vida. Cada persona necesita trabajar aquellos que no ha podido aprender o entrenar. ¿Qué recurso necesitamos? ¿Qué debemos aprender para resolver? Las situaciones estresantes se caracterizan por resultar impredecibles, y fundamentalmente por hacernos sentir que no tenemos control, que perdemos la posibilidad de manejarlas. Nos percibimos incapaces. Pero no lo somos, simplemente nos faltan aprendizajes, de diferentes tipos. En una sociedad de cambios y continuas adaptaciones, el estrés se presenta como un proceso bastante "normalizado" El estrés, al comienzo, nos avisa de la necesidad de cambiar, aprender, para las nuevas situaciones que se nos presentan. Frenemos las inercias antes de que el estrés mantenido, durante tiempo, nos obligue a frenar. ¿Y si lo “utilizamos” inteligentemente para cambiar? |