El teletrabajo es nuevo para casi todos, no se trata de “trabajar en casa” y listo. Tenemos una tendencia a simplificar procesos que no son simples. Parece más “descansado” y rápido no analizar un proceso, y simplificarlo falsamente, pero tiene un coste. No hacerlo implica no conocer tal proceso y, por lo tanto, no saber cómo gestionarlo. Luego ya si las cosas salen mal, nos enfadamos, buscamos culpables y seguimos tirando de un carro-problema.
Si ya la situación actual de 2020 es suficientemente estresante, podemos añadir el tremendo cambio que supone el teletrabajo, no como “parche” momentáneo a una situación novedosa y que apenas controlamos, sino el teletrabajo como proceso ya convertido en habitual. Se detectan aspectos generadores de estrés específicos de esta nueva organización del trabajo, fundamentalmente:
No contamos ya con un contexto laboral específico, un horario establecido, unos otros que se mueven al ritmo laboral, unas transiciones casa-trabajo. Cambia el espacio (físico y social), cambian las rutinas, los sonidos, las transiciones, etc. Y nos descontextualizamos, junto con todo el cambio y las dificultades, nos toca generar un nuevo contexto que ordene y calme nuestro proceso de estrés: establecer estructura y límites espacio-temporales, generar rutinas propias y transiciones ordenadas entre trabajo y vida, y, además, construir actividades externas que nos permitan establecer relaciones sociales. El teletrabajo obliga a reorganizar toda nuestra rutina vital, si queremos realizar una gestión activa del estrés.
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Ana VarelaPsicóloga. Especializada en la gestión activa del estrés. ¿Qué es el estrés? Un término que hoy se utiliza de forma generalizada pero que, muchas veces, no lo comprendemos o no sabemos cómo se inicia. Lo habitual es hablar de poco tiempo, muchas tareas, pero ¿Es eso el estrés? No. Hay quien con muchas tareas es tremendamente feliz. Las situaciones nos resultan estresantes cuando no conseguimos resolverlas, porque percibimos no contamos con recursos para ello. El tiempo es un recurso, planificarlo una capacidad aprendida. El dinero también lo es, y saber conseguirlo resulta fundamental. También el conocimiento, la información, la capacidad para calmarnos, saber analizar y "trocear" los problemas para no ahogarnos, generar opciones, saber comunicar adecuadamente, construir una red social de apoyo.... todo son recursos. Y los recursos tienen su historia de aprendizaje. Tenemos recursos y carencias. Aprendizaje a lo largo de toda la vida. Cada persona necesita trabajar aquellos que no ha podido aprender o entrenar. ¿Qué recurso necesitamos? ¿Qué debemos aprender para resolver? Las situaciones estresantes se caracterizan por resultar impredecibles, y fundamentalmente por hacernos sentir que no tenemos control, que perdemos la posibilidad de manejarlas. Nos percibimos incapaces. Pero no lo somos, simplemente nos faltan aprendizajes, de diferentes tipos. En una sociedad de cambios y continuas adaptaciones, el estrés se presenta como un proceso bastante "normalizado" El estrés, al comienzo, nos avisa de la necesidad de cambiar, aprender, para las nuevas situaciones que se nos presentan. Frenemos las inercias antes de que el estrés mantenido, durante tiempo, nos obligue a frenar. ¿Y si lo “utilizamos” inteligentemente para cambiar? |