Si tenemos estrés, lo primero es calmarse un poco. Necesidad.
Cuando tenemos estrés, cuando vivimos una cierta situación como una amenaza, nos encontramos en alerta vigilante y, lo que más solicitamos, es una forma de calmarnos. Lo necesitamos. Trabajamos la respiración consciente, la meditación, relajación, mindfulness (consciencia), auto instrucciones, o distracción revitalizante. Todos buenos recursos para calmar la mente y la emoción. Si no calmamos la mente, ésta no funciona de forma eficaz, no puede analizar y determinar posibilidades, puesto que está en modo reactivo tratando de salvarnos la vida. Está bien que funcione a favor de mantenernos vivos, pero en la vida cotidiana no es necesario que sufra tal susto, y lo mantenga. Calmar la mente, en un proceso de estrés, es necesario y clave, y si lo hacemos al comienzo mejor. Reducimos el desgaste. Calmar la mente requiere esfuerzo y aprendizaje, pero nos proporciona bienestar bastante directo, nos va bien. ¿Pero es suficiente? Depende de para quién y de la situación que genera estrés, no es algo estándar. Una vez calmados, un tanto, la percepción de amenaza será menor y el miedo disminuirá, mayor equilibrio. Para algunas personas puede ser suficiente. Para otras no ¿Por qué? Porque necesitan incrementar su percepción de control de la situación, y esto requiere recursos cognitivos e instrumentales. Otra forma de pensar y una diferente manera de hacer. Crear un plan B. Una alternativa, una nueva posibilidad, también calma nuestra mente, no sólo meditar, que también. Tener un plan B implica abrir caminos y posibilidades, salir de la visión en túnel, del estrecho camino en el que nos encontramos. Establecer un plan B significa entrenar la mente para generar opciones, abrir vías nuevas y flexibilizar las expectativas. En definitiva, para ser creativo y trabajar la flexibilidad. Cuando la mente ve que puede haber un plan alternativo, también se calma. Hagamos entrenamiento cognitivo en generación de opciones y posibilidades, la mente lo agradecerá. Calma por introspección y calma por expansión, ambas necesarias. https://www.ra-ma.es/libro/gestion-del-estres-laboral_106108/
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Ana VarelaPsicóloga. Especializada en la gestión activa del estrés. ¿Qué es el estrés? Un término que hoy se utiliza de forma generalizada pero que, muchas veces, no lo comprendemos o no sabemos cómo se inicia. Lo habitual es hablar de poco tiempo, muchas tareas, pero ¿Es eso el estrés? No. Hay quien con muchas tareas es tremendamente feliz. Las situaciones nos resultan estresantes cuando no conseguimos resolverlas, porque percibimos no contamos con recursos para ello. El tiempo es un recurso, planificarlo una capacidad aprendida. El dinero también lo es, y saber conseguirlo resulta fundamental. También el conocimiento, la información, la capacidad para calmarnos, saber analizar y "trocear" los problemas para no ahogarnos, generar opciones, saber comunicar adecuadamente, construir una red social de apoyo.... todo son recursos. Y los recursos tienen su historia de aprendizaje. Tenemos recursos y carencias. Aprendizaje a lo largo de toda la vida. Cada persona necesita trabajar aquellos que no ha podido aprender o entrenar. ¿Qué recurso necesitamos? ¿Qué debemos aprender para resolver? Las situaciones estresantes se caracterizan por resultar impredecibles, y fundamentalmente por hacernos sentir que no tenemos control, que perdemos la posibilidad de manejarlas. Nos percibimos incapaces. Pero no lo somos, simplemente nos faltan aprendizajes, de diferentes tipos. En una sociedad de cambios y continuas adaptaciones, el estrés se presenta como un proceso bastante "normalizado" El estrés, al comienzo, nos avisa de la necesidad de cambiar, aprender, para las nuevas situaciones que se nos presentan. Frenemos las inercias antes de que el estrés mantenido, durante tiempo, nos obligue a frenar. ¿Y si lo “utilizamos” inteligentemente para cambiar? |